En México, cada año se reportan cerca de 12.000 nuevas infecciones por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).

Alrededor del 42% por ciento de los casos se registran en personas con edades comprendidas entre los 15 a 29 años. La prevalencia de personas infectadas por el VIH en el país asciende al 0.3% de la población general.

Pero, en grupos considerados de mayor riesgo, dichas tasas son aún más elevadas.

Por ejemplo, entre hombres que tienen sexo con otros hombres las cifras trepan a un 16,9%. Esta problemática es global, excede fronteras y despierta preocupación.

Desde 2015, la Organización Mundial de la Salud fomenta la instauración de profilaxis pre-exposición (PrEP) con fármacos antirretrovirales en diversas partes del mundo. Únicamente lo contempla en aquellos individuos con riesgo aumentado de contraer infección por VIH.

Algunos estudios previos realizados en Latinoamérica dan cuenta de la eficacia de este abordaje. En aquellos pacientes que logran una buena adherencia a los fármacos se logra reducir la tasa de transmisión en más del 90%.

Datos recientes de un protocolo apoyado por Naciones Unidas -que desde 2018 se realiza en México y se denomina ImPrEP- da cuenta de la alta satisfacción y adherencia por parte de los usuarios a la hora de recibir PrEp.

Para este 2021, se espera que ese y otros datos obtenidos por el estudio permitan instaurar a PrEP como política de salud pública en territorio mexicano.

¿Qué rol tiene PrEP en el VIH?

PrEP es una estrategia novedosa de prevención del VIH que consiste en la ingesta diaria y programada de fármacos antirretrovirales. Generalmente, se trata de una combinación de emtricitabina y tenofovir. Está indicado en personas con serología para VIH negativa, pero en situación de riesgo aumentado.

Los expertos coinciden que su empleo no suplanta otras medidas preventivas, como por ejemplo el uso de condón. Creen que debe ser considerado un elemento más de un abordaje integral y combinado.

Desde 2018, alrededor de 3.000 pacientes han recibido en México tratamiento con PrEP en el marco del protocolo ImPrEP. Dicho ensayo se realiza también en otros países de América Latina, tales como Brasil y Perú. Se trata de un estudio abierto y multicéntrico.

En México, involucra  a centros sanitarios y organizaciones no gubernamentales de Ciudad de México, Guadalajara y Puerto Vallarta. Está destinado a dos grupos de mayor riesgo: hombres que tienen sexo con hombres y también a mujeres transgénero. La mayoría de los participantes pertenecen al primer grupo (97%). El estudio se encuentra pronto a finalizar.

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Dado que la eficacia de esta estrategia está probada, los objetivos del estudio tienen más que ver con cuestiones inherentes a su implementación.

Entre otras cosas, busca determinar factores vinculados a una mayor o menor adherencia, tolerabilidad, o cambios en los comportamientos de riesgo entre los participantes.

En ese sentido, Heleen Vermandere, experta del Instituto Nacional de Salud Pública y una de las responsables del protocolo, hace unas semanas manifestó que la adherencia de los pacientes al protocolo ha sido muy buena en el mencionado país.

Otro dato interesante que aportó, tiene que ver con que la mayoría de los participantes refiere no haber cambiado sus conductas de riesgo luego del inicio de PrEP.

PrEP como política pública en infección por VIH

El siguiente desafío para PrEp, en México, tiene que ver con su implementación como política de salud pública en todo el territorio.

Algunos estudios previos dan cuenta del alto grado de aceptación en otros grupos de riesgo para VIH que no fueron contemplados en el diseño inicial del protocolo ImPrEP. Los expertos creen que se debe expandir la estrategia a esos grupos.

Por otra parte, algunos reportes dan cuenta de que los profesionales de la salud encargados de indicar los fármacos también confían en PrEP.

Por el momento, en México no es factible recibir el tratamiento por fuera del protocolo ImPrEP y de manera gratuita.