La principal causa es la población no vacunada. En ese sentido, la Dra. Charlotte Russ, médica infectóloga argentina, asegura que “el enemigo más grande de las vacunas es la desinformación”
La Organización Mundial de la Salud alerta que en los últimos 12 meses han fallecido 35 personas en Europa a causa del sarampión.
La entidad emitió un comunicado en el que lamenta que, a pesar de que se dispone “de una vacuna segura, efectiva y asequible”, el sarampión sigue siendo una de las principales causas de muerte entre los niños de todo el mundo.
“Cada muerte o discapacidad causada por esta enfermedad prevenible por vacunación es una tragedia inaceptable”, asegura en el texto el Dr. Zsuzsanna Jakab, Director Regional de la OMS para Europa. “Nuestra prioridad es trabajar estrechamente con las autoridades sanitarias en todos los países afectados para controlar los brotes y mantener una alta cobertura de vacunación en todos los sectores de la población”, agrega.
La muerte más reciente por sarampión en Europa fue la de un niño de 6 años de edad en Italia, en donde se contabilizan más de 3300 casos y 2 muertes desde junio de 2016. Otros países también han reportado brotes: 31 muertes en Rumania, 1 en Alemania y 1 en Portugal. Aunque 37 países europeos han frenado la transmisión de esta enfermedad, el virus se está propagando en regiones donde la cobertura de vacunación es baja y entre la población que decide no vacunarse.
Al respecto, La Dra. Charlotte Russ, médica infectóloga miembro de la comisión de infectología de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), considera que un profesional de la salud no puede hacer más que intentan convencer a los padres de que las vacunas han salvado muchas vidas a lo largo de todos estos años y no existe ninguna para desconfiar de ellas.
– ¿Cuáles son las vacunas más importantes durante la primera etapa de vida y cuál sería el pronóstico de un niño que no las recibe?
– Las vacunas importantes son todas las que están en el calendario oficial. No existe una mejor que la otra, solo se diferencian en la tecnología de producción. Las vacunas se van incorporando a lo largo de los años y tienen que ver con las enfermedades que uno no quisiera que tengan los chicos. Y no solamente ellos, sino también los adultos.
Cuando una persona no se vacuna no está protegida ante una o varias enfermedades. Entonces, si entra en contacto con alguien que tenga ese padecimiento, va contagiarse, y eso puede significar, como en el caso del sarampión, una posibilidad de muerte.
Además, las personas que no se vacunan hacen vulnerables a otras, y existe un alto riesgo de que alguna de esas otras personas tenga las defensas bajas y muera de la enfermedad contagiada.
En Europa, hace poco se conoció de un caso de una madre que no vacunó a su hijo contra el sarampión y aunque el niño se contagió, lo sobrevivió. Sin embargo, uno de sus hermanos, que estaba internado por leucemia, fue contagiado y murió. Esto es lo que pasa las vacunas no solamente protegen a las personas de forma individual, sino que también es solidaria porque protege a su entorno. Eso es conocido como inmunidad colectiva.
– ¿Cuándo es médicamente contraindicado recetar vacunas a un niño?
– La única condición donde uno contraindica las vacunas es en pacientes con enfermedad oncológica, HIV, o que tenga cualquier tratamiento que suprima sus defensas. En esos casos, no se deben aplicar las vacunas de virus vivos, que son algunas, no todas*. Una vez superado ese tratamiento, el paciente sí las puede recibir.
– ¿Cuál es el mito más grande sobre las vacunas y cómo puede el profesional de la salud desmentirlo?
– El enemigo más grande de las vacunas es la desinformación. En Internet se cuentan historias relacionadas a ellas que son inexactas e incomprobables, mitos que se toman como noticias ciertas.
En Argentina no tenemos un movimiento importante que se oponga a las vacunas importante. Si bien es cierto que recientemente una diputada propuso una ley antivacunas, primero, y tratando de ser amable, ella es socióloga y, segundo, se asesoró con un homeópata fundamentalista. Inmediatamente, todas las sociedades científicas emitieron alertas y la frenaron.
No pasa lo mismo en Europa y en lugares de Estados Unidos, donde hay un movimiento importante antivacunas y, en consecuencia, hay brotes nuevos de enfermedades que se pueden prevenir o que se han erradicado en otros territorios. Ya se ve, pues, que los antivacunas causan más enfermedades y más efectos adversos que las propias vacunas.
Lo cierto es que cuando el niño está controlado por un pediatra, es poco probable que no sea vacunado. Porque los 17 mil pediatras que están en la Sociedad Argentina de Pediatría se basan en argumentos científicos para aplicarlas y no existe ninguno que las combata.
– Según su experiencia, ¿es posible que existan médicos que se opongan a la aplicación de vacunas?
– Yo tengo la ventaja de ser una persona grande que ha conocido a mucha gente. Cuando empezaron a aplicarse las vacunas, décadas atrás, había profesionales que dudaban de ellas porque algunos aspectos no estaban del todo claros. Pero de las nuevas generaciones, todos están a favor. Puede haber, sí, algunos médicos que cuestionen cierta forma de administrarla o que sugiera algún otro esquema, pero en general, cuando eso pasa, se trata de aclarar esas dudas con evidencia científica.
En Argentina hemos trabajado todos para tener un muy buen esquema y un muy buen calendario de vacunas. Son muy pocas las que uno podría pensar en agregar. Te diría que ninguna, por ahora. Son 20 vacunas dentro del calendario oficial, de las cuales dos fueron incorporadas este año, aunque ya habían sido aprobadas hace un par de años: la de meningococo y la de VPH para los varones.
* La OMS define a la vacuna como “cualquier preparación destinada a generar inmunidad contra una enfermedad estimulando la producción de anticuerpos”, siendo el método más habitual para administrarlas en las personas la inyección (aunque algunas se administran con un vaporizador nasal u oral).
Las vacunas están clasificadas en:
•Las vacunas de virus vivos usan la forma del virus debilitada (o atenuada). La vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola (triple viral) y la vacuna contra la varicela (viruela) son ejemplos.
•La vacuna muerta (inactivada) se hace de una proteína u otros pequeños fragmentos tomados de un virus o bacteria. La vacuna antigripal es un ejemplo.
•Las vacunas toxoides contienen una toxina o químico producido por la bacteria o virus. Estas vacunas hacen que la persona que las recibe sea inmune a los efectos dañinos de la infección en lugar de a la infección en sí. Algunos ejemplos son las vacunas antidiftérica y antitetánica.
•Las vacunas biosintéticas contienen substancias artificiales que son muy similares a pedazos de virus o bacterias. La vacuna conjugada Hib (Haemophilus influenzae tipo B) es un ejemplo.
Suscripción exitosa
¡Muchas gracias por suscribirte
a nuestro newsletter!